El “no sé qué” de la Cuarentena

Por Larissa Lamas, futura  Dele,  y alumna invitada del Instituto Mindset

Todos esperábamos que el 2020 fuera un año mejor que el 2019. Pero ya empezó con una tensión entre los EUA e Iran, y repentinamente llegó el Coronavirus, una enfermedad que todavía pensábamos que quedaría en China. Pensamos errado, ¿no? Nosotros y la mayoría de los gobernantes del mundo, que ahora no saben qué hacer.

Quedamos en casa. Los que pueden trabajar de home office, trabajan, y es increíble como las personas pueden adaptarse. Los que no pueden trabajar quedan en casa también, sin saber qué hacer para tener plata el final del mes. Una situación que nadie podría imaginar y, aparentemente, que nadie puede solucionar. Tampoco debería existir el dilema de trabajar y estar expuesto a la enfermedad, quizá la muerte, o quedar en casa protegido, pero con las cuentas en las alturas y el hambre batiendo a la puerta.

Es muy triste pensar en todas las personas que están muriendo. Es demasiado triste también pensar en como las personas, cuando no se sienten bien, son llevadas por sus familias a los hospitales sin saber si habrá una vuelta, pues ya no podrán comunicarse. Tampoco habrá camas en los hospitales con respiradores para todos los enfermos. Es como una guerra. Una situación totalmente fuera del control.  

Entre los altos y bajos que sigo teniendo, a mi me gusta pensar que cuando todo  pase  las cosas van a cambiar. Por ejemplo, las personas van a importarse unas con las otras, van a tener hábitos de higiene y limpieza mejores, el consumo no será demasiado y egoísta como hoy y la naturaleza será respectada… ¡A mí me gustaría mucho que fuera verdad! Entonces pienso que, si uno es “hijo de puta” ¡siempre lo será! Y luego las personas se olvidan y vuelven a ser como son.

Espero que todo eso pase, conmigo, mi familia y amigos bien, y con las personas en general pudiendo protegerse sin muchas dificultades. La economía remediamos después, las personas muertas no. Y es así como sigo en casa, trabajando, viendo tele, leyendo, coloreando, haciendo croché (¡no recordaba que podía hacerlo!). Mejor que busquemos los puntos positivos de esa situación, antes que nos volvemos locos, ¿no?

¡Fuerza, seguimos!